Terapia de pareja VI. Mitos sobre la pareja
Terapia de pareja VI
¿Es verdad todo lo que dicen de las parejas? ¿me ocurre a mí lo mismo? A continuación exponemos algunos de los mitos sobre las parejas, esperemos os gusten.
– La llegada de un hijo resuelve los problemas de pareja: la llegada de un hijo, en contra de lo que creen muchas parejas, no mejora los problemas de la misma ni su convivencia. En este sentido, incluso puede ocurrir todo lo contrario, es decir que la aparición de un bebé en la familia separe aun más a los miembros y crear más conflictos añadidos a los ya existentes. Del mismo modo, tampoco parece demasiado justo hacer que los propios hijos carguen con esta “misión” de solucionar un matrimonio, ya que esta posición le hará sufrir también a él o ella.
– Si mi pareja o yo no sentimos celos, es que nuestro amor no es verdadero: En una relación de pareja en la que ambos miembros están seguros no hay cabida para los celos, si se entienden éstos como una amenaza de pérdida o de inseguridad con respecto al otro.
– Si se está enamorado, uno no se puede sentir atraído por otras personas: El amor y la atracción son dos cosas diferentes y la primera no “bloquea” la segunda, así pues es normal que a uno le pueda atraer otra persona sin que este hecho signifique que se ama menos a la propia pareja. Aquí, entra en juego la fidelidad y el acuerdo de exclusividad al que hayan llegado ambos miembros de la pareja.
– El amor romántico es el que se da en un buen matrimonio y el que lo mantiene: Muchas parejas creen de forma errónea que el romanticismo ha de perdurar a lo largo de toda la relación, sin embargo, este factor parece que cuando alcanza su mayor grado es únicamente en la fase inicial, cuando aparece un amor pasional, romántico e íntimo con en el que los miembros de la pareja que comienzan su andadura en común disfrutan y a menudo fantasean, por esto es que en ocasiones se llega incluso a idealizarlo y a esperar que el resto de la relación futura se mantenga de este modo.
– Ambos miembros de la pareja deberían hacer todo juntos: Esta falsa creencia parte de la base de una relación fusional total entre los dos componentes de la diada. No obstante, del mismo modo que es buen indicador compartir actividades, aficiones y tiempo, es necesario igualmente que cada uno pueda disponer de un espacio propio de dedicación y cultivación personal con el que disfrutar y sentirse a gusto como persona individual, no únicamente como parte de una pareja.
– La pareja que quiere de verdad, adivina siempre lo que el otro piensa y siente: de este enunciado es posible vislumbrar una exigencia para con uno mismo, porque he de saberlo todo sobre mi cónyuge y si no es así soy una mala pareja, y hacia el otro miembro igualmente, porque si no sabe lo que siento o pienso es que no sabe ponerse en mi lugar ni me entiende. Puesto que es imposible conocer siempre lo que el otro piensa o siente por muy bien que se le conozca, “estar dentro de su cabeza”, esto es muy probable que genere un conflicto.
– Es posible transformar a la pareja a nuestro gusto: Si a uno no le gusta la pareja con la que ha decidido compartir su vida, es muy probable que aunque lo intente cambiar tampoco. Una cosa son los pequeños ajustes y adaptaciones que hace cada miembro para la vida en pareja y otra muy distinta son las exigencias de cambio para que él o ella se ajuste a lo que uno quiere en todo momento.