Agresividad infantil
¿Qué es la agresividad infantil?
La agresividad infantil es un estado emocional que conlleva sentimientos de ira, odio y deseos de dañar a otra persona (niño o adulto), animal u objeto.
Todos los niños, en algún momento, sienten agresividad. Lo que diferencia a los niños agresivos de los que no los son es el modo en que canalizan esta emoción.
Existen conductas agresivas (como por ejemplo, las rabietas) que forman parte de la sana evolución del niño y que son beneficiosas porque les ayudan a superar etapas de su desarrollo. Estos comportamientos son, además, una magnífica oportunidad para enseñar a los niños a entender y canalizar su agresividad. El problema se presenta cuando estas conductas se mantienen y no desaparecen con la edad correspondiente en cada caso. (¿Para qué sirven los comportamientos agresivos en los niños? Leer más…)
Síntomas de agresividad
Aunque existen diferentes formas de expresarla, hay unos síntomas comunes a todos los niños que indican ira o enfado:
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Respiración acelerada.
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Enrojecimiento de la cara.
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Tensión muscular.
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Puños cerrados.
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Impulso (o acto) de golpear, romper o gritar.
Toda esta tensión emocional se traduce en empujones, golpes, arañazos, pellizcos, patadas, insultos, burlas amenazas, etc.
Cuando los niños no la expresan, sino que se la guardan dentro, corren el riesgo de somatizarla, en forma de dolores de cabeza, de estómago, diarreas o vómitos. En muchos casos, rompen a llorar para desahogarse.
Situaciones que desencadenan la agresividad infantil
Entre las situaciones que con más frecuencia desencadenan respuestas agresivas en los niños, se encuentran las siguientes:
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Cuando algo no les sale como ellos quieren.
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Cuando no se les compra lo que desean.
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Cuando pierden en algún juego.
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Cuando les resulta difícil alcanzar una meta.
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Cuando se sienten más torpes que los demás.
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Cuando los padres les obligan a hacer algo que, en ese momento, no les apetece.
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Cuando los padres, profesores u otros adultos les marcan unas normas que a ellos les parecen injustas.
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Cuando los compañeros se burlan de ellos.
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Cuando algo les sale mal.
Tratamiento:
Generalmente, detrás de un niño que reacciona agresivamente hay un sentimiento deinseguridad (baja autoestima) y necesidad de afecto.
De esta forma, en la terapia con niños agresivos es muy importante prestar especial atención a estos aspectos, así como analizar dónde está el origen, cuál es la dinámica de funcionamiento familiar, cuáles son las carencias afectivas del niño, cómo se relaciona y se comunica con sus padres, con sus hermanos, con sus compañeros y profesores, etc.
Para que los niños puedan aprender a controlar su agresividad, necesitan saber qué es un comportamiento agresivo, deben aprender a diferenciar su rabia de otras emociones, reconocer qué cosas son las que le enfadan y aprender técnicas que les ayuden a controlar estos episodios. La terapia para ayudar a los niños a controlar su agresividad se centra en trabajar elementos como el autocontrol, la tolerancia a la frustración, la capacidad para saber posponer sus deseos y la adquisición de unas normas y límites coherentes y estables.
Agresividad infantil – Psicologos Sabadell