Terapia de pareja VIII
El psicólogo es un profesional al que mucha gente tiene reparo acudir, creencias como que es para “locos” o que te van a preguntar cosas con las que te sientes incómodo te lleva a aplazar el llamar a solicitar una consulta. Estos hechos se acrecientan cuando tienen que ir dos personas, porque surge el pensamiento de “Como me van a ayudar si casi no nos conocen o no saben cómo es nuestra situación”.
Las parejas tienen que enfrentarse a muchas situaciones difíciles y estresantes que muchas veces dañan la relación: problemas económicos, nacimiento de hijos, cambios de residencia o trabajo o dificultades en las familias de origen. Todo ello afecta en mayor o menor medida a la pareja; la creencia popular de que el tiempo lo cura todo hace que en ocasiones las parejas se erosionen y las relaciones se enfríen. Es cierto que el tiempo hace que la emoción no sea tan intensa pero la erosión que ha hecho en la relación de pareja tarde o temprano saldrá a la luz, en el momento que menos te lo esperes y por el motivo más “tonto”.
Al acudir a la terapia de pareja, ambos miembros se escuchan, expresan lo que a veces no son capaces de decir al otro por miedo a su reacción, y la forma en la que lo expresa es la adecuada ya que el hacerlo delante de un profesional aplaca la emoción. Las dos psicólogas que os acompañan en el proceso visualizan la situación desde el exterior y facilitan la visión de los posibles atajos y cómo cada uno siente y vive el acontecimiento.
Si percibes que tu pareja no es lo que era, que ya no compartís cosas, no os comunicáis o estáis más tensos, acudir a una terapia de pareja, la primera es gratuita y os daréis cuenta que al igual que la “aspirina” mejora tu dolor de cabeza, la terapia mejora tu relación de pareja.
No esperes a estar enfadados, date el capricho de vivir más feliz con la persona con la que compartes tu vida. Recuerda vivir y no sobrevivir.