Dar el paso de acudir a terapia psicológica no siempre es fácil. Muchas personas llegan con dudas, inseguridades e incluso con miedo a lo desconocido. Sin embargo, la primera sesión es un momento clave para empezar a construir un espacio de confianza y dar inicio al proceso de cambio.
El objetivo de la primera sesión
El propósito inicial no es resolver todos los problemas en una sola cita, sino conocerte, comprender tu situación y establecer una base de trabajo terapéutico. Es un encuentro en el que tanto tú como el psicólogo compartís información y expectativas para definir juntos el camino a seguir.
¿Qué suele suceder en la primera consulta?
Recogida de información: el psicólogo te preguntará sobre tu situación actual, tu historia personal y los motivos que te han llevado a buscar ayuda.
Exploración de objetivos: se hablará sobre qué esperas de la terapia, qué quieres mejorar y cómo te gustaría sentirte.
Explicación del método de trabajo: cada profesional tiene un enfoque distinto (cognitivo-conductual, humanista, sistémico, etc.). El psicólogo te contará cómo trabaja y qué puedes esperar del proceso.
Generar confianza: el terapeuta creará un espacio seguro y sin juicios, para que puedas expresarte libremente.
👉 En esta primera sesión, lo más importante es que te sientas escuchado, comprendido y cómodo para iniciar el proceso.
Mitos sobre la primera sesión
“Voy a salir con todas las respuestas” → En realidad, la terapia es un proceso que requiere tiempo y trabajo conjunto.
“El psicólogo me va a juzgar” → Todo lo contrario: la terapia es un espacio de respeto, confidencialidad y acompañamiento.
“Si empiezo, tendré que estar en terapia para siempre” → No es cierto. La duración depende de tus necesidades y objetivos.
Beneficios de dar el primer paso
Acudir a la primera sesión ya supone un acto de autocuidado y valentía. Significa que has decidido buscar herramientas para comprenderte mejor, manejar tus emociones y mejorar tu bienestar.
🌿 Opinión profesional
Como psicóloga, sé que la primera consulta puede generar nervios e incertidumbre. Mi consejo es acudir con la mente abierta, sin expectativas rígidas, y pensar en la terapia como un espacio que se construye poco a poco. Cada persona tiene su propio ritmo, y la primera sesión es solo el inicio de un camino de autoconocimiento y crecimiento personal.

